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13 Nov

La lotería nacional: ¿nudge o sludge?

Christmas is coming..

No os perdáis esta interesante y fresca reflexión sobre por qué compramos todos los años lotería de Navidad, por Pedro Cortiñas Vazquez, Director de la Escuela de Economía del Colegio de Economistas de Madrid

Pues si hablamos de Economía de la conducta no podemos dejar de mirar a la lotería nacional como uno de los casos de éxito de la misma. Aunque, como es evidente, no existiese la economía conductual como tal cuando se inventó la lotería, si podemos ver muchas similitudes de actuación a la hora de implementarla. La lotería nacional es un ejemplo inmejorable de creatividad y gestión, aunque como pasa con casi todo ha degenerado un poco, pero antes de meternos en materia conductual veamos un poco de historia:

Pues sí señores, fue Carlos III, ¡cómo no!, quien importó un invento napolitano, (¡CÓMO NO!, ahora con mayúsculas), promovida por el marqués de Esquilache. El primer sorteo en España fue en 1763, y el objetivo de la misma era conseguir más ingresos para el Estado sin tener que “imponer” un nuevo impuesto. En ese primer sorteo se ingresaron 187.500 reales, de los cuales el 75% se destinó a premios y el resto fue para el Estado. Esta lotería fue denominada “lotería por números” que hace referencia al método de juego, similar a la primitiva que tenemos hoy en día. Luego surgió la lotería moderna o el equivalente a la actual lotería nacional y al gordo de navidad como ejemplo más relevante. Cuando surgió esta lotería, a la antigua se la llamó primitiva y de ahí su nombre actual. Así pues, la denominada en su momento lotería moderna nació durante la Guerra de la independencia en Cádiz, promovida por D. Ciriaco González Carvajal, Ministro del Consejo y Cámara de Indias, el cual lo ideó como: “un medio de aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de los contribuyentes”, esta lotería tuvo su primer sorteo quince días antes de proclamarse la constitución de Cádiz, es decir el 4 de marzo de 1.812 y en ese mismo año se hizo el primer sorteo de navidad el 18 de diciembre de 1.812; según avanzó la independencia esta lotería fue ampliando su radio de acción, ya en 1814 se empezó a hacer en Madrid… Y en una declaración de intenciones Carlos III intentó blanquear un poco la treta (hoy le llamaríamos intervención) diciendo:

“…y he tenido por oportuno y conveniente, establecer en Madrid una lotería… para que se convierta en beneficio de Hospitales, Hospicios y otras Obras Pías y públicas, en que se consumen anualmente muchos caudales de mi Real Erario…”

Y hasta aquí la historia, y ¿por qué esa historia?, pues por que lo que nos interesa es precisamente la razón de existencia de estos juegos estatales, su origen y su fin primigenio, nos interesa ese: “medio de aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de los contribuyentes” esa capacidad creativa de la que deberían de aprender muchos economistas/dirigentes actuales.

Bueno, y ¿cómo consigue aumentar el erario sin quebranto de los contribuyentes? Pues muy sencillo, la lotería Nacional distribuye en premios el 70% del importe total de los billetes de los que consta cada sorteo y el 30% restante es lo que se queda el estado. Es decir, es un impuesto que aúna todos los beneficios que se pueden atribuir a un buen nudge en el ámbito recaudatorio:


• Es un éxito en Redistribución: Muchos “pocos” hacen pocos “muchos”, muchos contribuyentes contribuyen con poco para que unos pocos reciban mucho.

• Es voluntario: ya que las contribuciones son totalmente voluntarias y no sólo voluntarias sino con ilusión y esperanza.

• Es equitativa, pues si tenemos en cuenta la definición de equidad en su segunda acepción por parte de la RAE: “Cualidad que consiste en no favorecer en el trato a una persona perjudicando a otra”, la Lotería no tiene un trato de favor, le pude tocar a cualquiera al ser un juego de azar controlado, público y transparente.

• Es exitosa en términos de recaudación y cumple con los objetivos para la que fue diseñada: el nivel de recaudación es muy alto y directo, primero se recauda el 100% y luego se distribuye el 70% entre “exclusivamente” los contribuyentes. Para hacernos una idea de la magnitud del éxito, según los datos oficiales en 2018 las ventas en sorteos alcanzaron los 9.000 Millones de euros y los premios repartidos 5.781 Millones de euros, lo que supone un 64%. La lotería de Navidad tuvo unas ventas de 2.819,03 M€ un reparto de 2.045,35M€, lo que supuso un 72,6% de reparto en premios.

Pero… todo tiene un reverso y un contra análisis, y la lotería no iba a ser menos.

Verdaderamente es un nudge ¿o es un sludge?

Atribuyen a Oscar Wilde el decir que la lotería es el impuesto de los idiotas, y no le falta razón si tenemos en cuenta las probabilidades de que toque. Así, como inversión no puede haber peor opción, y no hay que saber estadística, en el sorteo de navidad hay 100.000 números y sólo toca uno, así que ahí tenemos la probabilidad 1 entre 100.000, por otro lado sólo hay un 9% de posibilidades de salir con lo jugado (que te toque el reintegro) y hay un 86% de posibilidades de perder todo lo jugado.

Y aún así la gente sigue jugando: ¿Por qué la gente si sabe que no va a ganar sigue jugando?

Y aquí es dónde observamos el componente irracional del comportamiento, que tan bien explicaron Kahneman y Tversky en su teoría de las perspectivas y el patrón de cuatro, la gente tiende a aceptar el riesgo si existe una pequeña posibilidad de conseguir una gran ganancia. En nuestro caso es evidente que se sobreestiman las casi nulas posibilidades de que les toque y da igual pues el no ya lo tenemos y siempre nos queda la esperanza.

Pero más allá de la irracionalidad podemos observar que tenemos factores internos y externos que influyen en dicho comportamiento y son de tal magnitud que al final tendremos que poner en tela de juicio uno de los aspectos que hacían fuerte a la Lotería Nacional como nudge ejemplar, que es el de la compra voluntaria, ¿realmente la decisión de compra es voluntaria?

Como factores internos o personales podemos destacar los aspectos emocionales, la emocionalidad no es negativa en sí, pero cuando esta se transforma en falsa esperanza y en negación de la realidad entonces ya sí que lo es, pero no dramaticemos, si sólo son 20€…

Mi factor externo preferido es “la envidia preventiva” o el por-si-acaso-toca… a los demás… Este factor es tan potente, que si nuestros amigos compran y nosotros no, lo tenemos clarísimo, ¡qué no les toque! ¡¡¡Por dios!!!!… Y por último la presión social, la presión social se inicial con el esperado el anuncio de la lotería de navidad y sus eslóganes, las conversaciones entre compañeros, amigos, familia, el intercambio de billetes y el sentirse un bicho raro si no compras…

¿Y por qué decimos que podría ser un sludge en vez de un nudge?

En su libro “Nudge”, Richard Thaler y Cass Sunstein, nos proponen estos tres principios éticos para el uso de los empujones:

• El primero: el empujón debe ser transparente y nunca engañoso.

• El segundo: tiene que ser voluntario, salirse o excluirse del nudge tiene que ser muy fácil.

• Y, por último, «debería haber buenas razones para creer que el comportamiento que se fomenta mejorará el bienestar de los empujados».

Así,

¿Es engañosa la lotería?

¿consideráis que es fácil salirse del nudge?

Y sobre el último criterio, ¿el empujón es lo mejor para la persona que está siendo empujada?

Si se cumplen los tres criterios no habría duda. Pero si no, igual no estamos ante un nudge, sino que puede haber algo más…

Y ese algo más sería que en vez de un nudge sea un sludge (lodo) siendo un sludge entre otras cosas, una intervención conductual que no tenga en mente el mejorar la situación de los individuos empujados y que además, utilizando las mismas herramientas basadas en sesgos cognitivos y arquitectura de elección para empujar a las personas hacia elecciones, estas no necesariamente aumentarán su bienestar y sin embargo podrían aumentar el de otra persona y en este caso no estamos hablando de al que le toca el gordo ;-).

Así que una vez expuestos los argumentos queda el veredicto final: ¿la lotería nacional es nudge o sludge?

Pedro G. Cortiñas Vázquez, 2019. Pedro es Director de la Escuela de Economía del Colegio de Economistas de Madrid y Director Ejecutivo de la Escuela de Práctica Empresarial de la facultad de Económicas y Empresariales de la UNED.

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Comments

There are 1 comments on this post.

  1. Mercedes

    13/11/2019

    Responder

    Gracias Pedro, para mi es un nudge consentido no un nudge malus, porque es de las pocas veces que aun conscientes de que es el peor sorteo del año, dejamos que nos invada la irracionalidad. Sentirnos parte de la tribu nos reconforta, compartir los decimos nos traslada a épocas mas humanizadas donde la palabra era la ley y no hay que olvidar que éste es el único sorteo donde pones lugares, caras y nombres a quienes les toca y oyes su alegria y escuchas sus nuevos planes de vida y eso engancha. La próxima seré yo!

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